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Trainspotting 20 años después

Trainspotting 20 años después

Tenía 16 años y mi mejor amiga de aquellos años, Victoria, que siempre ha sido una tipa muy intelectual, me había presentado a Lou Reed, me había enseñado sus diarios escritos en inglés (los de ella), me había enseñado una piscina en forma de guitarra en un lugar de Caracas, juntas aprendimos a andar por las calles de Caracas, buscando una fiesta, un lugar, caminábamos por el ateneo, amábamos los mandalas de Torcatt, creíamos en las jóvenes brujas e invocábamos a Manon, nos vestíamos extraño, leíamos Urbe, nos fotografiaban para la última página de aquel semanario, creíamos en muchas cosas que hoy parecen lejanas. Fuimos a ver Trainspotting al Centro Plaza, Victoria tiene más memoria que yo para recordar algunos detalles, yo por eso escribo tanto lo que pasa día a día, suelo confundir lugares, momentos, suelo mezclar ciudades y a veces entre tanto movimiento de mi vida es difícil que mi disco duro se mantenga totalmente claro. Cuando anunciaron que llegaría una segunda entrega de ésta legendaria película para los de mi generación caraqueña me despertó curiosidad saber cómo manejaría Danny Boyle semejante reto, mismos actores, continuidad de historia, con qué vendría? De Danny Boyle algo siempre me ha quedado y es que en todas sus películas siempre hay una escena de mierda, si de mierda literalmente, Trainspotting y las sábanas, Slumdog Millionaire y el autógrafo, en fin, Danny Boyle siempre me ha gustado, pero hace tiempo que en mí la fiebre de la bohemia se apagó, hace rato que me dejó de interesar la música diferente, el cine de culto, los outfits mejor preparados y que te hacen sentir ‘too rare”, hace rato que me convertí en una persona más masiva, más pop, menos cool y en teoría menos “weird”. Hace rato que se quedaron atrás esos años de adolescente en los que me encantaba producir mi imagen física, hace años que engordé un par de kilos que no me permiten sentirme cómoda con algunas cosas que en aquella época habría usado sin pensar. Sin embargo hay muchas cosas que no han cambiado y no estoy segura de querer que cambien, así como algunas de las características de los personajes de éste film. La primera tarea que me hizo aterrizar sobre los 20 años que me han pasado encima fue darme cuenta que la mayoría de mis amigos actuales y presentes en Buenos Aires no pasan de los 30, por lo tanto Trainspotting es un eco leve en sus vidas, en caso de llegar a ser un eco, la mayoría jamás escuchó de ella ni siquiera vagamente, por lo tanto encontrar con quien ir al cine a ver esta peli no fue sencillo.

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Danny Boyle siempre abordó el tema de la drogadicción sin un asomo de discurso moralista. La vida en el abismo/Trainspotting 2 es un retrato de familia con códigos de lealtad ocasionalmente transgredidos; es una alegoría de las conductas de riesgo y del romanticismo extremista, de los amigos que se pelearon y vuelven a ser amigos, porque vale la pena rescatar por encima de los errores, las cosas buenas, la memoria.

Victoria fue la primera que me anunció que ya estaba en el cine, aquí en Baires, ella está en Santo Domingo, donde tendrá que esperar un poco más para verla. Le pedí a mi amiga que me acompañaría al cine que viera Trainspotting la del 96, y ella la confundió con una llamada Jump -Gracias la gerencia – Pueden creerlo? Fatal. Total que a ella Trainspotting 2 le pareció equis,mientras yo miraba los créditos y lloraba como una niña pequeña.

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Por qué lloras con una película así? Lloro porque me hubiera encantando ver esa película con Victoria, con Paul, con Rosella, con Rebolledo, con Karen, con cualquier amigo, cómplice, o asiduo del naturista en el 96, lloro porque me recuerda que sí -Carolina-, pasaron 20 años y la vida cambió, y no sólo es que los años pasaron, afortunadamente no tengo esa sensación de sentirme vieja, no, me siento bien con la edad que tengo, pero eso no quiere decir que no me de rabia que haya tenido que irme del país que amaba, eso no quiere decir que no esté agradecida con mi presente y con todo lo que he vivido, pero me duele, me duele que no podamos juntarnos a ver la fucking película juntas y cagarnos de las risa, y recordar cómo fuimos, lo que fuimos, lo duro que fue ser adolescente, pero la Caracas tan de pinga que nos tocó, lloro de agradecimiento de sentir a Lou Reed corriendo por mis venas, de tener ganas de pararme en el maldito cine a bailar Iggy Pop, lloro porque si regreso a mi “Edimburgo” no queda ni mierda de lo que era hace 20 años, está rota hecha pedazos, destruida, vuelta nada, pero de alguna manera agradezco que no seamos nosotros los que estemos hechos mierda, tuvimos que irnos de nuestra Edimburgo, y nos hemos fortalecido en el camino, hemos aprendido, hemos construido, contrario a los personajes de T2, aunque tengamos dificultades, y aunque la vida no ha sido sencilla, por lo menos Victoria y yo seguimos eligiendo la vida.

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Catadora de emociones | Escritora Estratega Digital en @LACICLA