¿Por qué tan sola?
Luego de una acalorada y negativa conversación con una persona cercana preferí caminar sola de regreso a casa, claro, no sabía que serían 13 kilómetros de pensadera y reflexión, y hasta llanto, rabia y luego finalmente rendición.
Últimamente me he sentido decepcionada por varias personas, especialmente personas que pensaba que eran mis amigas, y como es obvio, en cualquier división de partidas: esas personas también se han sentido decepcionadas por mí.
Siento que mi vida está avanzando hacia otras etapas y supongo que cuando uno cambia de piel hay mucho que mudar y que dejar atrás, o mucho que también tiene que evolucionar, tanto en uno mismo como en su entorno. Que si me duele? Uf, no puedo mentirles, me duele un montón sentir que hay personas con las que el camino no se puede compartir más, no porque esas personas sean malas y yo buena, o yo mala y esas personas buenas, no, cada quien es como es, puede lo que puede y llega hasta donde debe llegar, las relaciones humanas son una de las tareas – sino la más – difícil(es) de la existencia y yo, que soy una persona intensa, libre, rebelde, fuerte, sensible, frágil, suelo tener muchas conexiones en el día a día que pueden también convertirse en choques, Mi vida cotidiana suele estar cargada de mucho por hacer y eso por supuesto, hace que sea más latente la posibilidad de cruzarse con más diferencias, requiere de mucha atención, buen manejo de las relaciones, y entrega propia, lo cual a veces es agotador.
Empecé mi caminata cargada de tristeza, enojo y decepción por un incidente que no viene al caso, sin importar quien tuviese la razón, si es que en realidad alguien la tiene alguna vez, el incidente fue el detonante de una serie de situaciones que venían incomodándome, o más bien haciendo que me sintiera presionada, atrapada y triste en medio de un paisaje que lo único que me debería generar es agradecimiento y felicidad.
Entonces nada, con todos mis elementos de trabajo y sin poder sentarme a laburar, tuve que tomar a pie la ruta de Playa Bluff para regresar a mi hogar en el pueblo de Isla Colón, iba caminando y las lágrimas se me salían, una camioneta se acercaba, hice dedo y le pregunté mientras se me notaba que me sentía mal si me podía llevar, -no entiendo español- respondió el conductor, – Can you take me more closer to the town please? – le dije en mi mediano inglés mientras no podía contener mis lágrimas,- Yes but I’m only going to 2 km from here – creo que me respondió, – Is ok for me- le dije. Movió las cosas del asiento del copiloto, me senté y miraba al frente sin poder contener mis lágrimas. El hombre se quedó callado los dos kilómetros de carretera abierta mientras avanzábamos, el mar, las palmeras, la diversidad de verdes me fue calmando, el hombre y yo no cruzamos una palabra, su silencio era todo lo que yo necesitaba, cuánto agradecí la falta del qué te pasa? o te sientes bien? Fue perfecto que no me hablara. Una iguana gigante se cruzó frente a nosotros y espontáneamente a mi se me salió una expresión de alegría y le señalé a la iguana que ya se había escabullido, el hombre y yo nos miramos sonreímos y sentí que ya, que todo iba a estar bien, y que – de nuevo – nada es permanente.
El hombre me dejó antes de cruzar en una curva y perderse en una ruta diferente a la mía, mientras yo continuaba mi camino a pie. Caminaba descalza por ratos, y luego me ponías las Havaianas que llevan conmigo más de cuatro años, por ratos en silencio y por otros ratos ponía música, el Caribe frente a mí me acompaño durante todos los kilómetros que caminé, aproximadamente en la mitad del camino un hombre se cruzó por mi camino y me dijo ¿Por qué tan sola?. Yo no respondí nada y seguí caminando, pero sus palabras en la acepción pura de las palabras resonaron.
¿Por qué tan sola? Viajo sola desde hace más de 20 años, recorro lugares, ciudades, pueblos, sola. Llevo mi mochila sola, trabajo sola, creé mi compañía de marketing sola, he vivido sola desde que tengo 17 años, no tengo novio desde hace muuuchos años ¿Por qué tan sola? no tengo una respuesta exacta para eso, quizás porque puede que mi carácter sea muy difícil para los demás?, quizás porque no soy tolerante por mucho tiempo con la compañía de otras personas? quizás porque no me mortifica estar sola? quizás porque aprendí que si tengo ganas de hacer algo y no hay nadie que me acompañe no me detendré para hacerlo? Quizás estoy sola porque estar con alguien representa un gran sacrificio, o quizás porque no he conocido a alguien tan especial que me haga querer dejar de caminar sola y pedirle que venga a ver el atardecer conmigo. Quizás porque sé que en varios lugares del mundo hay personas que me aman profundamente y me aceptan como soy y estarían dichosos de compartir tiempo conmigo, pero la distancia no nos lo permite, quizás porque otros que amo no están ni siquiera en este plano de la vida.
¿Por qué tan sola? Y entonces lo entiendo yo no estoy sola: camino, viajo, vivo, trabajo con el ser humano que mejor me puede acompañar, quizás porque prefiero emprender y ponerle ganas a mis sueños sin importar si debo cumplirlos únicamente junto a mi mejor y más fiel amiga: yo misma. Aprecio el silencio, un buen libro, sentarme a ver el atardecer, tomar mis propias decisiones, elegir continuamente lo que deseo hacer, creo firmemente que el amor de pareja es una contingencia, es decir que puede o no suceder pero mi felicidad no depende de ello, y en realidad es que pocas veces me he sentido en ese “sola” en el que la palabra denota un sentimiento negativo, para mi estar sola es sinónimo de independencia, de empoderamiento, de tranquilidad, de seguridad y sobretodo de un profundo amor a la vida y a lo que puedo descubrir día a día.
Y che! Sabés qué? Definitivamente prefiero estar SOLA que mal acompañada y mejor aún, prefiero seguir sola que pagar un precio emocional muy alto por tener a alguien a mi lado.
Peace Out.